La desalmada historia del hijo de Cristiano Ronaldo
El hijo del balón de oro y uno de los jugadores más ricos del mundo todos los días pregunta: “Papá, ¿quién es mi mamá?”. Pero Cristiano pagó 10 millones de dólares para que nunca se sepa.
“Papá, ¿quién es mi mamá?”, le pregunta cada semana el niño de piel cobriza al jugador más caro del mundo. Este lo mira a los ojos y le responde siempre con la misma frase que de tanto decirla ya se ha gastado: “no importa quién es tu madre, ella está de viaje. Lo único importante es que Papá te quiere”. Esto lo contó hace poco la hermana del astro del fútbol.
El único ser en el mundo que podría responder esta pregunta es el propio Cristiano, pero al parecer a nadie le ha contado el secreto. Todo se remonta al verano del 2009 cuando en una cafetería de Manchester el futbolista departía con un amigo sus últimos días en esa ciudad gris e industrial. Acababa de perder la Champions League a manos de un pletórico Messi con su todo poderoso Barcelona. Pero Jorge Mendes, su representante, ya le había adelantado una buena noticia: en cualquier momento se haría oficial que el Real Madrid pagaría la impensable cifra de 90 millones de Euros por su pase deportivo. La vida le sonreía a CR7 y la mesera que los atendía no lo desmeritaba. Era gringa y estaba de paso, aprendiendo algo del inglés mejor hablado. Además tenía una ventaja: no era empalagosa. Estaba lejos de ser una de esas insoportables fanáticas que se le tiran encima a robarle un beso mientras lo ahorca. No, ella parecía diferente, incluso, por la manera como lo miraba, no parecía saber quién era él. Esa es la ventaja de las norteamericanas, que a la gran mayoría no les gusta ver el balon pie europeo.
Lo que viene a continuación es el relato probablemente apócrifo del único testigo que tuvo el hecho, un misterioso amigo que acompañó al ariete y que habló con el diario inglés Sunday Mirror: Ronaldo, quien por su condición de divo ha perdido la costumbre de practicar el centenario ritual de la conquista empezó a decirle, de una manera directa a la muchacha, que se fueran a la cama . El rey había elegido a la cortesana y a ella no le quedaba otro camino que aceptar. Al parecer la estadounidense se resistió y al temido delantero no le quedó de otra que desempolvar la olvidada ternura así que tomó una servilleta dibujó un corazón en ella, miró a los ojos a su objeto del deseo y le dijo “Quiero besarte”. Hasta ahí llegó el relato del poco prudente amigo, el resto solo lo sabe Cristiano.
El narcisista crack no tiene el mejor historial a la hora de acercarse a las mujeres. A los 20 años, cuando era sólo una rutilante promesa del Manchester de Alex Ferguson, fue arrestado bajo sospecha de violación luego de que una mujer golpeada hubiera asegurado haber sido atacada por el portugués. El club inglés enfiló a su caterva de abogados que lograron minimizar el escándalo: al fin y al cabo sólo se trataba de un devaneo sexual de un joven futbolista. El hecho fue absolutamente ignorado por los siempre escandalosos tabloides londinenses.
Pasan los meses después del fugaz encuentro con la camarera y Portugal está a horas de enfrentar a Costa de Marfil en su debut en el mundial de Suráfrica. Jorge Mendes recibe una llamada de una atribulada chica norteamericana que le dice, entre lágrimas, que acaba de tener un hijo de la nueva estrella del Real Madrid. El representante le cuenta al jugador y este lo primero que piensa es que deben someter a la chica a una prueba de ADN. “Yo solo la he visto desnuda”, bromea Cristiano un poco mientras se acomoda el raro peinado nuevo que lucirá ante las cámaras del mundo.
En la cancha CR7 luce errático, sin potencia ni alegría. Su cabeza está en otra parte. Dos semanas después un gol de David Villa los echa del torneo en octavos de final y el jugador viaja a Estados Unidos, conoce al niño y se enamora de la criatura. Eso sí, ahora tiene un capricho: quiere deshacerse de la madre. Confundida y carcomida por las cuentas, Ronaldo le ofrece diez millones de dólares para que renuncie para siempre a la criatura. Firma el pacto con el mismísimo Mefistófeles para, a cambio de la siempre esquiva fortuna, no volver a ver jamás al fruto de sus entrañas.
Cristiano sufrió mucho siendo niño viendo a su padre borracho casi todos los días para entender que una familia no es garantía de una buena crianza. Además estaba Irina, la obsesiva Irina, la siempre celosa Irina, la que incluso llegó a decirle a los medios que se sintió mal cuando su novio trajo al niño a la casa pero que después se fue acostumbrando “Y es imposible no amar a esa criatura”. La modelo amó tanto a su hijastro que al portugués no le quedó de otra que ir a donde Dolores Aveiro, su madre y decirle lo siguiente, tal y como esta lo revela en su polémica autobiografía: “Él vino una noche me trajo al pequeño y me dijo ‘Quiero que me ayudes a educarlo, a darle amor como lo has hecho conmigo y con mis hermanos. Nunca se sabrá quién es la madre del bebé’”.
Desde esa época el mimado CR7 no supo que era levantarse en la mitad de la noche a cambiarle el pañal al bebé o a darle tetero, de todas esas cosas se encargaba la abuela ya que él no permitía que una criada ajena a su casa se encargara de criar a su hijo.
Los medios se sorprendieron con la noticia y empezaron a especular. Dijeron, en un principio, que Ronaldo tal y como lo hizo Ricky Martin, contrató un vientre de alquiler y allí había tenido al bebé. Este rumor, sumado a lo que había dicho hacía poco Paris Hilton sobre lo afeminado que era, afectaban su imagen de futbolista machote. Es por eso que su jefe de prensa no tardó en sacar un comunicado: “Con gran alegría y emoción informo que recientemente he sido padre de un niño. La madre del bebé y yo hemos acordado, ya que ella prefiere que su identidad se mantenga confidencial, que mi hijo se quede bajo mi exclusiva tutela. No se dará más información sobre este asunto y pido a todo el mundo que se respete completamente mi derecho a la privacidad (y a la del niño) al menos en temas tan personales como estos”.
El caso parecía cerrado hasta que seis meses después del acuerdo la misteriosa chica volvió a contactarse con Jorge Mendes. Al parecer se había arrepentido de su lucrativo pacto con el diablo y ahora quería al chico de vuelta. Ella aseguraba que iba a devolverle los diez millones de dólares completos a Ronaldo. Renunciaría para siempre a esa vida de lujos que ahora se daba en su país. Los nuevos ricos ya no necesitan de la universidad. Le había explicado a sus conocidos que la siempre esquiva rueda de la fortuna ahora se había detenido en ella y por eso, de la noche a la mañana, era millonaria. Pero ahora estaba arrepentida y necesitaba volver a ver al pequeño. Mendes le explicó que eso no iba a ser posible, que se habían firmado unos acuerdos y que estos eran irrompibles.
Ante la negativa del representante la mujer siguió insistiendo hasta que consiguió el número privado del jugador. Durante una semana lo llamó día y noche rogándole por volver a ver así fuera un momento a su hijo. El Dayly Mirror asegura que Ronaldo se le reía burlón y le decía que si quería volverlo a tener en sus brazos tenía que pagarle 100 mil dólares por cada visita que le hiciera.
La muchacha no se entregó tan fácil. Durante un tiempo dejó de insistir pero después apareció con la táctica de hacerse amiga de Cristiano. Lo llamaba después de los partidos y lo felicitaba por sus goles, jugadas y títulos. Un día CR7 se cansó de esta rutina, cambió su número de celular y nunca más volvió a saber de ella.
Hoy Ronaldo se deja ver esporádicamente con su hijo en un partido de Rafael Nadal o llevándolo al colegio bilingüe en donde estudia el muchacho y en donde el ídolo de la casa blanca paga 12 mil euros al año por la educación del pequeño.
A Junior lo complace en todo lo que el pida: juguetes, viajes, grandes fiestas con sus compañeritos de colegio. En lo único que no lo puede complacer es en revelarle el nombre de su madre, así todos los días se levante y le pregunte: “Papá, ¿quién es mi mamá?”, porque su padre es Cristiano Ronaldo y los dioses no comparten el amor.
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